lunes, 5 de noviembre de 2018

Sola en la oscuridad

Tic, tac, tic tac…El despertador marcaba las horas con ese espantoso ruido, por eso Grace Hendrix decidió alejarlo de su habitación cuando quería dormir. Ella era ciega de nacimiento y por ese motivo tenía el sentido del oído más desarrollado de lo normal (o mejor dicho, más agudizado: al no poder percibir las cosas por la vista, se centraba en el oído).

Por eso ese sonido le molestaba más de lo normal. Se había despertado a mitad de la noche. Se tocó su reloj de pulsera y marcaba las 3 menos cuarto. Dedicó levantarse e ir hasta la cocina para beber un pequeño vaso de leche caliente.

Grace vivía en una cabaña de campo alejada de la población. No soportaba el bullicio constante de la ciudad y por eso su marido, Joey, y ella decidieron instalarse en ese lugar tan tranquilo y así poder dedicarse a las labores del campo en esa granja que poco a poco iba creciendo.

Aquella noche Grace se encontraba sola ya que Joey había tenido que ir a la ciudad a una feria de ganado. No le gustaba quedarse así, sin contacto humano cercano, pero como alguien tenía que permanecer en la finca al cuidado de los animales, se había tenido que quedar ella sola. Frecuentemente venía a visitarla la Sra. Rote, quien vivía a unos 20 km de allí y con la que mantenía una amistad desde que llegaron a la granja.

Cuando estaba en la cocina oyó pasos en el salón. Pensó que serían imaginaciones suyas debido al miedo que tenía esa noche. Fue hasta allí y sintió una presencia que no le era desconocida.

-¡Hola Grace! –dijo el hombre que allí estaba.

Grace reconoció la voz de Samuel Rote, el marido de su amiga, Susan Rote.

-No entiendo qué haces aquí –le dijo

-Joey me llamó para que viniera a buscar su máquina de escribir y dársela yo aprovechando que voy a ir mañana a la feria.

Esa historia a Grace le pareció totalmente extraña. ¿Desde cuándo su marido utiliza la máquina de escribir para su trabajo cuándo ni si quiera la usa normalmente? Como se olió algo raro quiso ser cautelosa y mantener la calma.

-Bueno, ahora voy a por ella y te la doy. ¿Quieres un café?

-Sí, mejor sin azúcar.

Grace se fue a la cocina sin saber muy bien qué hacer. Ahí se dio cuenta que tenía el cuadro de automáticos de la luz y es cuando decidió bajar los mandos para apagarlas. A ella le daba igual la oscuridad, ya que al fin y al cabo ni si quiera la podía ver, desgraciadamente. Pero a él, le haría mucho daño.

Justo en el momento que iba a cortar el suministro, sintió una navaja detrás. La luz se apagó y ella le quitó el arma.

-Tengo su navaja, señor Rote.

-Y yo las cerillas, señora Hendrix

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Grace no se dio cuenta que Samuel Rote fumaba y que siempre llevaba una caja de cerillas para encender sus cigarrillos de liar.

Inmediatamente, Grace sopló la cerilla y salió corriendo. Samuel encendió otra y con la pequeña luz que alumbraba buscó el cuadro de automáticos, ya que había visto a Grace por detrás sin que ella se diera cuenta.

Ella empezó a quitar todas las bombillas de la casa. La conocía a la perfección y sabía al dedillo donde estaba cada una de las cosas que en ella había. No se le escapó ni una bombilla…pero sabía que iba a quedar la de la cocina, precisamente donde Samuel estaba.

Sin embargo, la suerte quiso que Samuel se golpeara la cabeza con el bajo del armario al ir a subir los mandos. Grace se lo encontró inconsciente y entonces pudo quitar las bombillas de la cocina y también le sacó las cerillas de su bolsillo. Parecía que lo tenía todo controlado. Ahora sólo quedaba llamar a la policía.

Enseguida Samuel recuperó la consciencia. Se dio cuenta que estaba todo a oscuras pero poco a poco se fue dando cuenta de algo. Buscó a tientas por toda la estancia hasta que encontró la puerta que buscaba: la de la nevera. Entonces la abrió y salió la luz. Con ella podía ver perfectamente casi toda la planta baja de la casa.

Fue hasta el salón donde estaba Grace con el teléfono en la mano. Le parecía raro que no hubiera señal. Mientras trataba de encontrarla, sintió un brazo por detrás y Samuel le dijo al oído:

-No te molestes, ayer Joey cortó la línea antes de ir a la ciudad. Quiere quitarte del medio para poder casarse con su amante. Pero te estoy cogiendo cariño y me da pena matarte ¿qué hacemos?





2 comentarios:

  1. Me ha gustado!, pero me gustaría saber que ocurre al final???

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    1. Lo dejo así, a elección del lector jajaja. Es un final abierto.

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